MALAGA HOY
LA FAROLA
QUIEN QUIERE PLAYAS EN MALAGA TENIENDO PISCINAS NATURALES DE INTERIOR COMO ESTAS: ASI LA ESPECTACULAR CHARCAS DE LA NUTRIAS
No suele estar muy concurrida y, tras una pequeña ruta, el baño en sus aguas revitaliza hasta a la persona más cansada
Una piscina natural y una catarata de película, la mejor ruta refrescante de Málaga en junio
En el interior de la provincia de Málaga, lejos del bullicio costero, se encuentra uno de esos rincones que sorprenden incluso a los más conocedores de su geografía. En pleno curso del río Castor, cerca de Estepona, se esconde la Charca de las Nutrias, una de las piscinas naturales más singulares del sur de Andalucía. Un espacio donde el mármol blanco, el rumor constante del agua y la profundidad inesperada del cauce configuran un paisaje difícil de olvidar.
El río Castor nace en las estribaciones de la sierra de Los Bermejales, al norte de Estepona, y recorre menos de 14 kilómetros antes de desembocar en el mar Mediterráneo. Aunque su extensión es modesta, el río atraviesa una zona de gran belleza paisajística. Uno de sus puntos más singulares es precisamente la Charca de las Nutrias, un remanso natural esculpido por la acción del agua sobre las formaciones de mármol blanco que predominan en esta zona de la sierra malagueña.
La charca se caracteriza por su profundidad central —poco común en este tipo de pozas naturales— y por el contraste de colores que ofrece el entorno: el blanco de las rocas, el verde de los pinos resineros (Pinus pinaster) y el azul intenso del cielo en verano. Aunque en época estival el caudal disminuye, la charca mantiene agua suficiente como para convertirse en un punto destacado del interior malagueño.
El mármol blanco, testigo del paso del tiempo
Uno de los aspectos más llamativos del entorno es la presencia de mármol blanco, una roca abundante en esta parte de la provincia de Málaga. Ya en época romana, este material era extraído de las canteras de la Sierra de Mijas y transportado a distintas regiones del Mediterráneo. En el río Castor, el mármol no solo forma parte del lecho, sino que ha sido modelado por el agua en formas caprichosas y brillantes, dejando a la vista una geología que impresiona por su pureza.
La erosión ha creado marmitas y pequeñas cascadas que, con el paso del tiempo, han configurado un entorno muy particular. Descender el cauce del río permite observar otras pozas similares a la de las Nutrias, en especial una situada en una zúa muy cercana al sendero principal, donde se puede apreciar cómo el curso del agua ha transformado la piedra durante siglos.
Acceso y entorno: naturaleza en estado puro
La Charca de las Nutrias se localiza dentro del término municipal de Estepona, en la vertiente sur de Sierra Bermeja. El acceso más cómodo comienza en la salida 160 de la autovía A-7, desde donde se toma el camino hacia “Viveros Estepona” por el camino de la Alberdina. Tras recorrer 3,5 kilómetros se alcanza una explanada junto a la autopista AP-7, donde es posible estacionar el vehículo. Desde este punto, el recorrido continúa a pie por el Parque Cultural Los Molinos-El Nicio, adentrándose en un paisaje boscoso de gran valor ecológico.
La caminata, de unos 2,5 kilómetros, transcurre al principio bajo pleno sol, aunque poco a poco el sendero se interna en zonas arboladas donde el sonido del agua se convierte en guía natural hacia la charca. La senda sigue el margen izquierdo del río y, tras unos 750 metros, conduce a este enclave donde el agua, la roca y el bosque se encuentran en equilibrio.
Un paraje poco concurrido y de gran valor ecológico
La Charca de las Nutrias conserva un carácter semi-salvaje. A diferencia de otras zonas naturales más conocidas de la provincia de Málaga, este paraje aún no ha sido invadido por el turismo de masas. Esto permite disfrutar de un entorno más tranquilo y silencioso, aunque también exige mayor responsabilidad en su cuidado. La escasez de sombra —debido a la orientación del cauce y la vegetación dispersa— hace imprescindible contar con protección solar y agua suficiente, especialmente en los meses más calurosos.
La fauna de la zona es también un atractivo adicional. El nombre de la charca proviene de la presencia histórica de nutrias en la zona, un mustélido difícil de observar pero que ha dejado su huella en este ecosistema. El recorrido hasta la charca atraviesa un espacio natural que es, en sí mismo, una experiencia sensorial: el frescor del bosque de quercíneas, el canto de las aves y la cercanía constante del agua lo convierten en una alternativa excelente para quienes buscan paisajes de interior con identidad propia.
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