JAEN HOY / JIMENA CIERRA UNA CAMPAÑA DE LA BREVA MARCADA POR LA SEQUIA: "NO QUIERO QUE SE PIERDA ESTA TRADICION"/
La temporada de recolección de este fruto cierra con una producción de 38.000 kilos en la única cooperativa local dedicada a este emblemático cultivo de Sierra Mágina
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Jimena/La transición de junio a julio viene marcada cada año por la recogida de la breva en Jimena. Este pequeño municipio de tan solo un millar de vecinos se convierte en uno de los mayores productores de este fruto en Andalucía. Su recogida, típicamente veraniega, concluía hace unos días con una valoración ciertamente agridulce para estos hortelanos de referencia en Sierra Mágina.
La cooperativa de San Isidro, con unas instalaciones aproximadas de 375 metros cuadrados en el polígono industrial de la localidad, es la única empresa hortofructícola dedicada a la comercialización de higos y brevas en la provincia de Jaén. “La campaña suele durar siempre lo mismo: alrededor de 15 días”, expresa su presidente, Juan Manuel García, al tiempo que resuelve los últimos detalles de esta efímera recogida.
La falta de agua
Al igual que en el resto del campo, la escasez de lluvias durante los últimos meses es un mal común. “Calculaba unos 50.000 kilos de brevas para esta campaña y finalmente se ha quedado en unos 38.000”, apunta. En los años de mayor producción, esta cooperativa consigue una venta media de 77.000 kilos de higos y 60.000 kilos de brevas al año, con una facturación media anual de 148.000 euros.
“Ha sido una campaña mala debido a las sequías que hemos tenido”, lamenta, “pues al no haber agua suficiente para el riego del árbol, la fruta no termina de desarrollarse”. En este sentido, el presidente de la cooperativa habla de numerosas higueras “que se han quedado con las brevas inservibles”. Ante la escasez continua de precipitaciones, las tormentas propias del verano tampoco ayudan: de hecho, estropean aún más la fruta.
Jimena como marca propia
A pesar de todo, Juan Manuel García ultima la campaña con evidente optimismo. Sus brevas serán transportadas en los próximos meses a distintos puntos del territorio nacional. “Tenemos asentadores en Madrid, Valencia, Cádiz, Málaga o Granada”, enumera entre una larga lista de localizaciones.
En ese trato para llevar lejos la mercancía, este jimenense se asegura de que este producto local no pierda su identidad ni origen. “Nuestras cajas están siempre identificadas”, sostiene, “y la trazabilidad que le ponemos asegura hasta de qué parcela y huerta provienen”. De esta manera cuenta con la certeza de que Jimena está presente en muchas de las casas de todo el territorio peninsular durante esta época del año.
Un futuro incierto
Al contrario que con la recolección de la aceituna -el otro gran cultivo de la zona-, la de la breva no es una campaña que genere empleo, en términos generales. “Los únicos que trabajan en beneficio de la cooperativa son unos tres trabajadores, el resto de los que acuden son familias que poseen una huerta”. Con ello matiza el hecho de que no se preste a los jornales propios del olivar.
También el precio al que se vende el kilo de este fruto oscila notablemente con respecto al que se pone en los mercados al consumidor final. “El año pasado pagué a 3,15 € el kilo de brevas”. Y en esta tesitura, García no puede evitar deparar un futuro negro para el sector ante la persistencia de las sequías. “Los árboles se secan y la gente prefiere plantar un olivar, que es más resistente y tiene menos trabajo, cosa que yo les discuto”.
A sus 70 años recuerda desde niño ir a la huerta con sus padres para recoger la fruta, “que se llevaba entonces a Linares y Jaén”. Con cerca de un siglo de arraigo en el municipio, la breva se ha convertido en todo un símbolo para los vecinos de Jimena. Fue precisamente el padre de nuestro protagonista quien alquiló un almacén en los 70 en una gesta que consiguió reunir a más de 60 socios para formar la cooperativa que hoy preside él mismo después de 12 años. “No quiero que se pierda esta tradición”, concluye.
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