*EN BUSCA DE ORIGEN DEL FUEGO: ASI TRABAJAN LOS SABUESOS DE LOS INCENDIOS FORESTALES EN MALAGA * MALAGA HOY
La brigada de investigación, equipo dentro del Plan Infoca, trabaja a destajo para localizar la causa y el causante de estos siniestros en el monte; han ayudado a cazar al incendiario de Teba
Menos incendios en Málaga, pero más voraces: "No nos podemos acordar del monte sólo cuando arde"
Si uno conduce en coche hasta la Majadilla del Muerto, en Mijas, se encuentra en pleno monte. Hasta aquí se desplaza este periódico para ver in situ cómo trabaja la Brigada de Investigación de Incendios Forestales en Málaga. El equipo dentro del Plan Infoca, formado por agentes de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, trabaja a destajo para localizar la causa y el causante de estos siniestros en la provincia. Unos auténticos detectives en busca del origen del fuego con décadas de experiencia.
"Somos unas diez personas especializadas en la investigación de incendios. Trabajamos siempre en parejas desde el 1 de junio al 15 de octubre, el periodo de alto riesgo. Hacemos 30 guardias", explica Eleuterio Tapia, coordinador de la BIIF en Málaga, junto a su compañero Juan Carlos Moreno. Les acompaña en esta ocasión Alicia Moreno Fernández, coordinadora provincial de los agentes de Medio Ambiente.
Antes de empezar su labor, Tapia deja claro que "el 90% de los incendios forestales tiene al humano como causa, ya sea por accidente, negligencia o intencionalidad". "La única causa natural actualmente son los rayos. Ahora en Cádiz ha habido un incendio y se ha establecido una nueva causa natural: un movimiento geológico. Es decir, caen piedras y al chocar unas con otras han producido el incendio", relata este profesional con 30 años de experiencia mientras insiste en que "la mayor parte de los incendios suele quedarse en conato".
El equipo malagueño ha contabilizado al menos 137 incendios en la provincia durante el periodo de alto impacto en el momento del reportaje. "No hemos parado en todo el verano. No hay un día que no hayamos tenido un fuego en estos últimos tres meses", reconocen los dos al unísono. Además, "este verano hemos tenido la humedad relativa bajísima. Si el viento no tiene humedad o la vegetación tampoco, es muy fácil que agarre cualquier cosa incandescente", explica Moreno.
La BIFF se encarga de hacer las pruebas materiales y la investigación del incendio. "Cuando hay un causante, aunque estamos capacitados, lo detiene el Seprona, la Guardia Civil o la policía autonómica. Siempre hay una colaboración", recalca Tapia. "Nosotros elaboramos un informe y se mandan al centro operativo provincial. Si la Guardia Civil abre un atestado, le va a pedir al centro operativo provincial nuestro informe", explica Tapia, natural de Baños de la Encina (Jaén) con 24 años de experiencia a las espaldas.
El trabajo de este equipo provincial, por ejemplo, ha ayudado a cazar al incendiario de Teba, presunto autor de los incendios que quemaron entre el 2 de julio y el 24 de agosto zonas de alto valor ecológico en Mijas, Ojén, Alhaurín de la Torre y Alhaurín el Grande. Incluso pueden llegar a interrogar a vecinos.
La BIIF tiene un protocolo. "Primero vamos a los que son espacios naturales protegidos, después los forestales, luego los de influencia forestal y por último cuando nos piden colaboración en incendios agrícolas y urbanos como es el caso de coches incendiados en la carretera cerca de un monte", aclara Eleuterio. Cuando avisan a la BIFF de un incendio forestal, acuden "lo antes posible". "No siempre es posible. Lo intentamos. Nuestro antiguo coordinador decía una frase muy ilustrativa: "Tiempo que pasa, verdad que vuela". Mientras más tarde vayamos, menos pistas vamos a tener, y más difícil nos va a ser averiguar la causa", reconoce el coordinador de la brigada malagueña.
Al llegar al terreno, miran "la geometría del incendio, la forma que tiene". "Esa geometría la dividimos en partes para saber si el viento ha actuado con mucha fuerza. Depende también de la pendiente, de la vegetación que haya en el espacio", detalla Tapia. Este al que hemos acudido, en concreto, pinta a negligencia. Entre sus herramientas esenciales está el termohigrómetro, instrumento que sirve para medir la temperatura y la humedad del aire atmosférico.
Esta aparato mide la temperatura, la humedad y el viento. "Con estos datos hacemos una tablas y nos indica la temperatura del combustible ligero muerto. Con esto podemos sacar la probabilidad de ignición, es decir, qué porcentaje hay de que prenda si se aplica una fuente de calor. En caso el caso de una colilla por normal general cumple la regla del 30. Más de 30 grados de temperatura, menos del 30% de humedad y más de 30 kilómetros por hora de viento. Con esas condiciones la probabilidad de ignición de una colilla es del 80%", explican.
También cuentan con lupas cual detectives, detectores de metales e imanes. "Esto es aluminio. El imán no coge el aluminio. Entonces hay que verlo con el detector de metales", explican en referencia al incendio que ha quemado una hectárea en Mijas y que investigan en el momento del reportaje.
Los agentes de Medio Ambiente de la BIFF ponen banderines de color blanco cuando hay indicios (cerca de los árboles quemados, la manera en la que cae la gramínea o en la que el incendio seccionó una rama) y banderines rojos para marcar la dirección en la que fue el fuego. "A veces un camión de incendios pasa y mueve muchas cosas. Los compañeros de extinción deben patearse el terreno para ver si todavía hay puntos calientes. Así se hace más complicado de averiguar", reconoce Tapia.
En el punto de inicio, explican, "siempre hay poca combustión porque el fuego se inicia flojito". También es habitual que se dé el efecto abrazo. "Se ve muchos en los árboles y depende de la pendiente. Cuando pasa el fuego es como si la llama abrazara al tronco y quemara por la parte de atrás", aclaran.
Perimetrar con drones
Su obligación como BIIF es perimetrar todo el incendio para saber la superficie que se ha quemado. "Cuando hay uno muy grande, como el de Parauta, y muy difícil de perimetrar, lo hacemos con imágenes de satélite. También, cuando hay un incendio que no es muy grande, pero es en terreno muy escarpado. Utilizamos drones, le hacemos foto al aérea y se perimetra. Facilita muchísimo nuestro trabajo", declara Tapia mientras señala que también hay un coordinador de la unidad de drones.
Otra de sus misiones es prevenir incendios forestales. "Te pongo un ejemplo. Había muchas incidencias de incendios cerca de las líneas de alta tensión sin medidas de prevención. Gracias a las denuncias y las investigaciones limpian las líneas de alta tensión y está habiendo menos incidencias en los que se identifica relación con una línea eléctrica. Al final del año hacemos un mapa de riesgos para que al año siguiente se vaya a prevenir a ese sitio", destacan.
Anécdotas
Entre las anécdotas tras décadas trabajando en la Brigada de Investigación de Incendios Forestales hay varias como la de un grupo de estudiantes quemando apuntes al final de curso para celebrar que habían terminado. "Al final la pila de folios acabó quemando monte. O la vez que encontramos ropa interior de mujer quemada porque habían practicado un ritual. Tenían la creencia de que eso mejoraría su relación de pareja", relata Tapia.
Al final de la tarde, los dos agentes de Medio Ambiente coinciden en que "el cuidado del monte es responsabilidad de todos". "Tenemos que aportar y todo lo que veamos respecto a fuegos hay que denunciarlo. Los montes son nuestros pulmones. Al final son los que nos van a asegurar un futuro mejor para todos", se despide Moreno. Unos 'sabuesos' del fuego con una conciencia medioambiental que todos deberían poner en práctica.
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